miércoles, 29 de octubre de 2008

El vaso sagrado

Ser ecológico es mucho más que reciclar la basura o apagar las luces; más que bajar la contaminación porque tenemos miedo a las consecuencias del calentamiento global. Ser ecológico es expandir la conciencia más allá de nuestro ombligo, de nuestros deseos o intereses y ver la trama de relaciones que nos une a todo ser y esa totalidad mayor planetaria y cósmica en que existimos.
(...) Ser ecológico no se fundamenta en tener miedo a lo que pueda ocurrir con el clima, o a la falta de agua, sino que en los lazos de amor que me unen a todo; es respetar, agradecer y honrar a todo ser, sabiendo que en el aire que respiro están los árboles del mundo.
(...) Ser ecológico es vivir la vida sabiendo que todos los seres están entrelazados, que todo afecta a todo, que mis actos, pensamientos y actitudes movilizan al medio, que cada día co–creamos la realidad, que todos somos responsables del mundo.
(...) Así como la idea es cuidar la calidad del aire, la pureza de las aguas, la contaminación de la tierra, asimismo la ecología integral pasa por trabajar el estado personal, la depuración de pensamientos y sentimientos: la crítica, la soberbia, la ambición desmedida, la ansiedad, la envidia, la rigidez contaminan los lazos entre las personas, los ambientes laborales, familiares y sociales, generando una gran nube mental oscura sobre nuestro planeta.
Pensamientos amables, empáticos, comprensivos, creativos, generan acciones bondadosas, respetuosas y positivas, y la ecología surge como un resultado natural.Vivir desde el amor; lo demás se da por añadidura.
Fragmento de la columna de Patricia May en el diario El Mercurio. De algunos meses atrás, pero siempre es bueno recordarlo.

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